Por segundo año consecutivo, el Gobierno presentó el Informe del estado del ambiente, que en base a estadísticas oficiales y datos de organismos internacionales, privados, de círculos académicos y de la sociedad civil, se propone arrojar una fotografía en primer plano de los distintos parámetros medioambientales del país.
Pensado a la vez como un termómetro sobre la vulnerabilidad de Argentina frente al calentamiento global, que provocó un aumento en la temperatura promedio de entre 0,5 y 1° en casi todo el territorio nacional, fundamentalmente en la denominada «diagonal árida» (Noroeste, Centro, Cuyo y Patagonia), aunque también en la región de la Pampa Húmeda. El dato coincide con otros dos incrementos: el número de días con extremo calor y el promedio de las precipitaciones, lo que acentúa la tendencia hacia la «tropicalización» de algunas partes del país.
Algunos de los aspectos más salientes son los capítulos dedicados a la degradación de los suelos y las modificaciones en la matriz energética, solo una muestra de un vasto informe que se puede consultar aquí en mayor profundidad, que incluye relevamientos específicos sobre agua, atmósfera, biodiversidad, humedales, bosques, minería, industria y residuos.
El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, sostuvo durante la presentación que «no hay satisfacción total en todos los temas, pero hay avances» y advirtió que una de las claves es «migrar de una economía lineal a una circular», sobre todo «porque la Argentina está a punto de ser aceptada por la OCDE, donde un tercio del protocolo de aceptación es ambiental».
• Luz roja: degradación de suelos
Según consigna el informe, de las 270 millones de hectáreas del territorio argentino más de 100 millones están afectadas por la erosión, que avanza a una velocidad de casi dos millones de hectáreas por año.
De acuerdo a las estimaciones, la pérdida de suelo trae aparejada un impacto negativo sobre la productividad de los cultivos como soja, maíz y trigo de unos u$s 30 millones anuales. Ese valor, de naturaleza acumulativa, en una década podría escalar a u$s 1.645 millones. «Este factor es el problema nodal que condiciona la sustentabilidad de todos los sistemas productivos de Argentina», señala el documento.
Es un problema mundial: alrededor de un cuarto del territorio de América Latina está constituido por tierras secas, concentradas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Perú. Unos 5 millones de km2 de la región, de los cuales 3,5 millones presentan grados avanzados de desertificación, que se traduce en disminución o agotamiento productivo, pobreza y marginalidad extrema. A escala global, 12 millones de hectáreas de tierra se transforman cada año en nuevos desiertos.
Los impactos son variados: erosión hídrica y eólica, compactación, sellado, acidificación, salinización, inundaciones y anegamientos, pérdida de biodiversidad, disminución de la producción, fragmentación del paisaje, desaparición de bosques, alteraciones del hábitat de la fauna y contaminación de las aguas.
• Luz verde: crecen las renovables
Durante 2017, casi la totalidad de la oferta interna de energía provino de los hidrocarburos, con un 53,6 % de gas natural, 32 % de petróleo y 1,3 % de carbón, mientras que el 13 % restante fue aportado por otras fuentes: hidroeléctrica 4,1 %, nuclear 2,8 % y renovables 6,3 %.
En las últimas décadas se ha dado un proceso de sustitución en el uso relativo de los hidrocarburos. Según se reseña en el trabajo, la participación del petróleo en 1960 representaba el 70% de la matriz y a 2017 se redujo a menos de la mitad. Como contraparte, el gas natural tuvo un incremento significativo en el mismo lapso, de menos del 10% al 54% actual.
Los combustibles fósiles proveen el 66,1 % de la producción de energía eléctrica; el resto es aportado por la energía nuclear, la hidroeléctrica y renovables. Entre las fuentes naturales, la generación es liderada por la eólica.
En este punto se destaca la «revolución» que tuvo lugar en el mercado de las energías renovables, donde el plan RenovAR adjudicó hacia fines de 2017 unos 147 proyectos de generación de energía, con una potencia de 4.466,5 MW.
Algo optimista, el informe todavía mantiene como meta alcanzable el objetivo de que las energías renovables contribuyan para 2025 con el 20 % del consumo de energía eléctrica del país. Algo que, desde distintos sectores, se considera cada vez más lejano.
•OTROS DATOS INTERESANTES:
• Glaciares. Se completó el Inventario Nacional, que muestra que Argentina tiene 16.968 cuerpos de hielo que ocupan 8.484 km2.
• Humedales. Se amplió la lista y sumó un nuevo sitio Ramsar (es decir, considerado de importancia internacional): la Reserva Natural Villavicencio, en Mendoza.
• Áreas naturales protegidas. Se contabilizaban 483 áreas naturales protegidas, alcanzando una superficie terrestre de 366.851,81 km2. Respecto a los espacios marítimos, abarcan 2.404.000 km2, su superficie protegida es de un 3%.
• Bosques. La pérdida de tierras forestales fue de 172.639 hectáreas
• Biodiversidad. Se publicó la categorización de aves de Argentina según su estado de conservación, encontrándose 18 especies «en peligro crítico de extinción».
• Cambio climático. Se creó el Observatorio de Cambio Climático y se aprobaron y presentaron tres planes sectoriales relacionados al tema: bosques, transporte y energía.
• Residuos. Los residuos sólidos urbanos estuvieron compuestos de 43% de material orgánico, 14% de papel y cartón, 13% de plásticos, 6% de textiles, 4% de vidrios, 2% de metales y 18% de otros materiales.
• Forestoindustria. Las plantaciones forestales alcanzaron 1.350.442 hectáreas, en su mayoría especies exóticas de crecimiento rápido.
• Agroindustria. Según las cifras, Argentina es el segundo país con mayor superficie bajo producción orgánica, luego de Australia.
Fuente: ambito.com