La exigencia de un consumo mínimo de fuentes renovables, la habilitación de la compra entre privados y la energía distribuida impulsan la autogeneración. Oportunidades y temas pendientes.
Argentina todavía está en pañales en el uso de energías renovables, pero los cambios normativos que están sucediendo desde 2015 prometen dar un gran impulso al sector. Y no sólo a los grandes proyectos y empresas de energía, sino también a muchas firmas de otros sectores productivos que generan para su propio consumo.
Para los primeros, los programas Renovar adjudicaron y están licitando grandes cantidades de potencia instalada. En el caso de las empresas usuarias, la ley 27.191 (septiembre de 2015) obliga a grandes consumidores a que, como mínimo, el ocho por ciento de su consumo de energía eléctrica sea de fuentes renovables a partir del 31 de diciembre. Las exigencias aumentan hasta el 20 por ciento cuando termine 2025.
Dos semanas atrás, el Gobierno reglamentó una cuestión clave para este proceso: la compra entre privados, sin pasar por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).
Además, en el Congreso se está tratando el proyecto de energía distribuida, en este caso, para pequeños y medianos usuarios. Esto permitirá que desde una casa hasta una Pyme puedan generar energía y subir los excedentes al sistema para reducir su factura.
Usuarios y generadores
Con este nuevo marco, hay muchos usuarios que están evaluando la posibilidad de generar para consumo propio y, en caso de tener excedentes, vender a otras empresas.
Esta tendencia se suma a las de empresas que hicieron punta y ya están trabajando con su propia energía renovable, como es el caso de Aceitera General Deheza (AGD), al sur de la provincia.
De esta manera, en poco tiempo no sólo se agregarán al sistema los megavatios de los proyectos licitados por el Estado (casi mil del Renovar I que están en construcción y otros 2.400 que se están licitando en la segunda etapa), sino también una cantidad de pequeñas plantas en el país, que siguen el ejemplo de las pioneras.
“Que haya un número importante de autogeneración está permitiendo que los actores empiecen a confiar en las renovables”, dice Carolina Rodríguez, coordinadora general de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader).
Gerardo Listello, responsable de Medio Ambiente y Seguridad Industrial de AGD, señala que la aceitera, que comenzó hace 20 años con generación de vapor con biomasa, y hace 10 con generación eléctrica, hizo que otras firmas de la región siguieran el ejemplo. “Hay un desarrollo técnico y un conocimiento que no había cuando nosotros comenzamos”, remarca.
El interés no sólo lo despierta la normativa, sino también el mercado eléctrico argentino, cuyos costos subieron muchísimo. “Argentina tiene energía cara, de baja calidad y altamente contaminante”, opina Juan Bosch, de la consultora energética Saesa.
Opciones
Cuando se habla de energías renovables se incluye, entre otras, la eólica, la solar térmica, la solar fotovoltaica (paneles), la hidráulica, la biomasa, el biogás y los biocombustibles.
La que utiliza los vientos, en el sur del país, y la luz solar, en el norte, son las más difundidas. Estas modalidades también pueden instalarse a pequeña escala en el techo de una casa o en el patio de un establecimiento.
En Córdoba, los proyectos con biomasa tienen un gran atractivo porque utilizan los desechos de la industria de la alimentación (maní, girasol, maíz). De esta manera, las fábricas usan un desperdicio difícil de disponer y con escaso valor (ver página 3).
La ventaja de las instalaciones de paneles solares, por ejemplo, es que se instalan mucho más rápido y hay empresas dedicadas a hacerlo. En el caso de la biomasa, son proyectos más a medida.
“En este caso, una consultora puede instalar paneles en el patio o en el techo de una empresa y esto está creciendo mucho”, comenta Bosch.
Además de la modalidad tradicional, en la cual el usuario realiza la inversión y decide qué destino le dará a la energía generada (consumo propio o venta a terceros), hay otra para quienes no son expertos en energía.
“La instalación en el predio del usuario corre por cuenta del proveedor, quien le vende la energía y decide qué hacer con el resto”, explica Bosch.
Tener que lidiar con una cuestión que no es el core de la empresa es uno de los inconvenientes de esta nueva ley.
“Yo soy fabricante de tractores, no de energía. Se le debería pedir a quien la provee que genere un porcentaje en forma renovable”, se quejó Raúl Giai Levra, titular de Pauny, que acaba de instalar paneles solares y eólicos en su planta de Las Varillas.
Cuestión de costos
La aún escasa disponibilidad de energía “verde” es una limitante para cumplir con ese ocho por ciento mínimo, no sólo en generación, también en distribución.
“Si todos quisieran comprar al sistema interconectado, no alcanza con la capacidad de transporte y transformación”, opina Bosch.
Ercole Felippa, de la láctea Manfrey, agrega otro punto: “Hoy la energía renovable es más barata que la convencional, pero no tiene adicionales de distribución, impuestos, cargos por obras. Habría que ver si el costo de distribución no la encarece”.
Rodríguez aporta que “pequeños generadores en varios lados, cerca de los centros de consumo, implica menos costos de distribución y menores pérdidas de transmisión, además de estabilizar la calidad de la entrega”.
La cuestión del costo es clave en todos los proyectos y es un tema aún pendiente, advierte la especialista de Cader, aunque espera que esta y otras cuestiones se terminen de definir antes de fin de año.
“Necesitamos que Cammesa termine de indicar cuál es el precio al que va a cobrar las energías renovables, para que todos los privados tengan un costo de referencia para evaluar el proyecto”, subraya.
De esta manera, las empresas pueden analizar si le conviene la generación en una instalación propia, si contratan la compra de energía a otros privados o si la adquieren al sistema.
Otro costo que también se debería definir en la compra entre privados es el cargo de transporte y distribución. “Debería ser para todos igual”, opina Rodríguez.
Bosch explica que la forma como funciona para los privados es realizar contratos de compraventa de energía en el futuro. “Con esto, un generador puede ir a un banco y pedir financiamiento para la inversión”, apunta.
Eso es lo que el Estado garantiza en las licitaciones del Renovar, aunque las empresas ahora están habilitadas a hacerlo.
Normas
Según la ley, a partir del 31 de diciembre de 2017, el ocho por ciento del consumo de energía eléctrica de los grandes usuarios (quienes demandan más de 300 kilovatios) debe provenir de fuentes renovables. La exigencia sube en forma escalonada cada dos años, hasta llegar al 20 por ciento después de 2025.
Compra entre privados. El 22 de agosto, el Ministerio de Energía publicó la resolución 281/2017, que reglamenta el mercado a término de energías renovables. Permite que un usuario pueda comprar a un generador privado, en lugar del sistema interconectado.
Energía distribuida. El proyecto podría lograr media sanción en Diputados la semana próxima. Permite que un usuario genere su propia energía e inyecte a la red la que no consuma. El distribuidor le resta el monto de esa “venta” de la facturación total. Es para usuarios residenciales y pequeños y medianos comercios o industrias.
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/negocios/empresas-con-energia-propia