La acumulación de energía procedente de renovables puede ser fundamental para alumbrar a una nueva generación de baterías.
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La batería de gravedad es uno de los conceptos energéticos más interesantes de los últimos tiempos
El funcionamiento, explicado de manera sencilla, de las baterías de gravedad es fácil de entender. Consiste en acumular energía a través del descenso de cargas pesadas, en la que la gravedad es la encargada de impulsarlas y cuyo movimiento se convierte en electricidad que puede ser almacenada para utilizar en otro momento. Si lo piensas detenidamente, uno de los mayores retos tecnológicos actuales, en cualquiera de sus sectores, es poder conseguir energía ilimitada para impulsar un futuro sostenible e inagotable.
No hace mucho tiempo pudimos conocer una de las aplicaciones de este tipo de energía, en la figura de un tren que consigue rodar de manera continuada. El denominado como ‘Infinity Train’ tiene una particularidad que lo hace único: es capaz de cargarse en movimiento. A pesar de que aún se encuentra en desarrollo y que su principio necesita de localizaciones con desniveles considerables, para poder recargar las baterías en los descensos, parece que los responsables de la empresa Fortescue han dado con la clave de la movilidad sostenible.
La exploración del potencial de la energía gravitatoria, para poder acumular electricidad que pueda ser utilizada sin tener que recurrir a técnicas contaminantes o energías renovables más costosas, puede ser una de las claves para que las futuras generaciones tengan la oportunidad de combatir la acumulación excesiva de energía. A través de este método, la energía que se acumula procedente de procesos eólicos o solares, podría ser utilizada para alimentar el ascenso de las cargas pesadas, que después convertirán su caída en el alimento principal de las novedosas baterías de gravedad.
Fuente: https://www.mundodeportivo.com/urbantecno/tecnologia/esta-nueva-bateria-de-gravedad-podria-ser-la-primera-en-conseguir-una-carga-que-nunca-se-acaba