22 de noviembre de 2024

BarMar: el nuevo corredor de energía verde.

El nuevo proyecto transportará hidrógeno verde entre la península ibérica y Francia, con el objetivo de dejar de depender del gas ruso y reducir las emisiones contaminantes.

Los países europeos siguen buscando alternativas al gas procedente de Rusia. Después de la negativa del gobierno francés de construir el gasoducto Midcat, ahora los gobiernos de España, Francia y Portugal han pactado una alternativa más ecológica: un corredor verde que conectará Barcelona con Marsella (BarMar).

La noticia llega en un momento en el que la guerra en Ucrania sigue provocando preocupación entre los países europeos. Se teme que Rusia corte el suministro de gas a los países de la Eurozona, ahora que está tan cerca el invierno. En este contexto, los gobiernos están tomando decisiones, como las medidas de ahorro energético.

Por otro lado, algunos países han empezado a trabajar en alternativas para no depender de la energía de Rusia. Es el caso de España, Portugal y Francia, cuyos gobiernos llevan meses buscando una forma para poder exportar gas desde España al resto de Europa.

El gobierno español propuso hace unos meses la construcción del MidCat, un gasoducto que comunicaría España con Francia a través de Cataluña y que permitiría doblar la capacidad de transporte de gas actual. Sin embargo, el gobierno francés no quiso aprobar el proyecto porque supondría un coste excesivo, además de tener un fuerte impacto medioambiental.

Por ese motivo, ahora los gobiernos de Francia, España y Portugal han apostado por promover el BarMar. ¿En qué consiste exactamente este “corredor verde”? ¿Cuándo se construirá y cuánto costará su construcción? Te lo explicamos a continuación.

Una alternativa para transportar hidrógeno verde.

El nuevo corredor conectará Barcelona (España) con Marsella (Francia) por debajo del mar, a lo largo de más de 360 kilómetros. El proyecto ha sido acordado en una reunión celebrada en Bruselas entre el presidente español, Pedro Sánchez, el francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, António Costa.

El BarMar no se considera un gasoducto porque no transportará gas sino hidrógeno verde, una fuente de energía que se puede obtener a través de fuentes renovables. En ese sentido, es una alternativa mucho menos contaminante y más responsable con el medioambiente.

El problema es que, al tratarse de una energía novedosa, todavía existen dudas sobre su producción y sobre los costes que podría suponer. Por ese motivo, los gobiernos de Francia y España han acordado que el BarMar pueda utilizarse para transportar gas en lugar de hidrógeno al principio, durante un período de transición. De esta forma podrán sufragar los gastos de construcción, aunque el objetivo final es que sea un corredor de energía verde poco contaminante.

De momento, no se tiene mucha información sobre la construcción del BarMar: no se sabe cuándo comenzará a construirse ni cuánto costará. Habrá que esperar al 9 de diciembre, cuando tendrá lugar la cumbre de presidentes del sur de Europa (Chipre, Croacia, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia, Malta, Portugal y España). Allí se darán a conocer más detalles sobre el proyecto.

Dependencia del gas ruso.

Este tipo de alternativas al gas ruso cobran especial relevancia en el contexto de la guerra y las amenazas del presidente ruso, Vladímir Putin, quien ya ha utilizado el gas como arma política para perjudicar a otros países desde que empezó el conflicto.

En Europa, existen multitud de países que tienen una gran dependencia energética hacia el gas ruso. Entre los más dependientes se encuentran Hungría, con un 95% de importaciones rusas, y Eslovaquia (85,4%), según los últimos datos de Eurostat. Lo superan países como Letonia o República Checa, que dependen al 100% del suministro ruso. Por detrás están Alemania (66,1%), Polonia (54,8%) o Italia (43,3 %).

En este contexto, Europa está proponiendo diferentes planes de acción. Por ejemplo, el plan REPowerEU tiene como objetivo que la Eurozona sea independiente de los combustibles fósiles rusos antes del año 2030. Para conseguirlo, habría que aumentar los suministros de otros países como Noruega, Argelia, Azerbaiyán, Qatar o Estados Unidos. Además, el uso de energías renovables (eólica, solar, nuclear) tendría que aumentar en los territorios europeos.