Así se trabaja en la investigación de la fusión nuclear, una alternativa nueva que atrae a cada vez más inversores públicos y privados de todo el mundo.
Sumidos en plena crisis energética y con un claro propósito de descarbonizar la economía, se buscan nuevas maneras de generar energía que contribuyan a tener un entramado energético más eficiente y sostenible, compensando las debilidades que puedan tener otras fuentes como las renovables.
Uno de los nuevos campos de investigación se centra en la energía de fusión nuclear, diferente a la de fisión (con la que funcionan las actuales centrales nucleares ) y que tiene en el hidrógeno su principal componente.
Si se simplifica mucho, se puede decir que los investigadores buscan la manera de emular el proceso que siguen las estrellas (como el Sol) para generar energía, pero en la Tierra. Es decir, unir núcleos muy ligeros (los del hidrógeno) para provocar uno algo más pesado (helio). Esta es una de las grandes diferencias con respecto a las nucleares de fisión, que emplean átomos más pesados.
“Unir estos átomos, que parece tan complicado para nosotros aquí en la tierra, es algo que las estrellas lo están haciendo constantemente”, explica la doctora Isabel García Cortés, del Laboratorio Nacional de Fusión ( CIEMAT ).
“El sol está todo el rato fusionando elementos ligeros para dar elementos un poco más pesados. Por eso tenemos tanta energía en la Tierra procedente del Sol”. Algo que se quiere imitar, de manera controlada, para, en un futuro, poder hacer una central que, gracias a la fusión nuclear, pueda dar energía a la red.
No es la energía nuclear, fruto de la fisión
Para ello se utilizan los átomos del hidrógeno, un elemento químico omnipresente que le confiere una característica de ser, casi, como un combustible inagotable.
Conseguir tener esas ‘estrellas’ en la tierra (esas centrales de fusión nuclear) es algo muy complejo tecnológicamente hablando. “Estamos investigando cómo manejar el combustible, que es un gas, a muy alta temperatura. El sol, al ser muy pesado, fusiona los átomos por presión debido a la atracción gravitatoria. Como no les queda espacio, empiezan a juntarse por presión gravitatoria. Algo que no podemos replicar en la Tierra”, detalla García Cortés.
Para conseguir esa temperatura a la que los átomos terminen fusionándose, los investigadores manejan ese combustible, que se llama plasma, con campos magnéticos (algo que ellos llaman ‘confinamiento magnético’).
Una de las principales líneas de investigación trabaja con unas botellas magnéticas (que tienen unos imanes muy potentes) donde se pueda controlar ese combustible. “Se tiene suficiente tiempo como para que al núcleo le dé tiempo a fusionarse”, detalla la investigadora del CIEMAT.
Aunque al principio parecía que con estas botellas magnéticas de pequeño tamaño se podrían tener reacciones de fusión controladas, el plasma se comporta de una manera no esperada. “Intenta escaparse de esa pared magnética, lo que añade una complejidad tecnológica porque necesitamos máquinas muy grandes para controlar muy bien el combustible”, explica García Cortés.
Cabe señalar que este entorno en el que se produce la fusión debe ser de alto vacío para que ni el hidrógeno salga ni puedan entrar otros elementos químicos, dado que la entrada del nitrógeno o el oxígeno (presentes en el aire) pueden apagar el proceso de fusión.
Cómo responder a toda esta complejidad es algo que se está llevando a cabo en el ITER, en el que colabora CIEMAT entre otras agencias de investigación.
Según Isabel García Cortés, el gran reto al que se enfrenta este gran laboratorio es demostrar la viabilidad científica de la fusión como fuente de energía. «El siguiente paso sería construir un demostrador de reactor donde se busque la rentabilidad de ésta, es decir, que en el reactor se produzca muchas más energía de la que se consume», dado que para hacer todo este proceso se necesita gastar mucha energía por ahora. Algo que abrirá la puerta a que puedan generarse estas nuevas centrales de energía de fusión nuclear.
Pese a todo, esta investigadora defiende que tiene todo el sentido del mundo destinar mucha inversión a este tipo de proyectos. “Con la crisis energética que estamos sufriendo, el agotamiento de los combustibles fósiles y la temporalidad de las renovables, todas las energías van a ser necesarias. Si la de fusión nuclear termina siendo una de ellas sería maravilloso. No quiere decir que vaya a solucionar todos los problemas energéticos del planeta, pero podrá jugar un papel importante en el mix energético entre renovables y otras nuevas que vayan surgiendo”, valora.
Aunque la fusión nuclear no se considera estrictamente renovable, no tiene el problema de los residuos radiactivos de alta actividad como las centrales de fisión actuales, según esta experta.
Aunque, como decimos, la energía de fusión nuclear aún no es una realidad, lo cierto es que su investigación y desarrollo está atrayendo a la inversión, tanto de fondos públicos como privados, y tanto en Europa como en Estados Unidos, Corea, China o Japón.
Isabel García Cortés cree que aún tienen que pasar varias décadas para que podamos ver una central de estas características funcionando, aunque reconoce que todo depende del volumen de esta inversión.
“Hay varias empresas que están estudiando modelos diferentes de hacer este confinamiento del plasma alternativo a la línea general que se ha seguido, que apuesta por esta botella magnética o de máquina de confinamiento magnético”, detalla. Algo que podría acortar estos plazos, reducir el coste o el tamaño de las centrales. “Todas las iniciativas son bienvenidas, porque los experimentos son costosos y de todos se aprende”, resalta.
Aunque en estos momentos la línea de investigación que sigue el ITER es la que más avanzada está, esta experta cree que es bueno que existan alternativas por si la mayoritaria falla. En cualquier caso, asegura que, siendo realistas, aún pasarán muchos años antes de que la energía de fusión nuclear pueda ser una fuente más dentro del panorama energético internacional.