El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) colabora en la construcción de un barrio sustentable e intercultural en San Martín de los Andes, Neuquén. La iniciativa es de la Asociación Civil Vecinos Sin Techo y por una Vivienda Digna junto a la Comunidad Curruinca y el INTA se suma a una red interinstitucional para colaborar y mejorar las condiciones de vida.
Su aporte clave es el poder utilizar la lana de oveja de descarte como aislante térmico de las viviendas. Se rescatan técnicas tradicionales y se le incorporan tecnologías para lograr alternativas para el tratamiento anti-flama y de insectos. De esa manera, se obtienen aislantes de calidad, sostenibles y adaptados al medio.
Lucas Zanovello, diseñador industrial e investigador del INTA Ipaf de la región Patagonia, capacitó a las familias del barrio Intercultural Neuquino en el uso de estas tecnologías para el aislamiento térmico.
Este acondicionamiento de las viviendas permitirá reducir el consumo energético para calefaccionar las unidades y, a la vez, aprovechar el recurso local de la lana y reducir la presión sobre la vegetación natural.
La técnica es resultado de una investigación conjunta entre el INTA, el INTI y la Universidad del Comahue, donde se evaluaron las densidades óptimas de afieltrado para lograr un aislante eficaz.
En el barrio Intercultural viven unas 80 familias a las que se sumarán otras 15 en las próximas semanas. Las viviendas fueron construidas según las distintas necesidades. En general, los vecinos producen alimentos artesanales para autoconsumo y venden o intercambian excedentes.
Con el proyecto se propone potenciar las capacidades locales para mejorar la eficiencia energética a través de la innovación de tecnologías sustentables. El proyecto es financiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Zanovello explicó a LA NACION que el proceso de capacitación y taller colaborativo de diseño continúa. «Se están definiendo las características que tiene que tener el emprendimiento productivo que es el barrio, donde se unieron la comunidad Curruinca y la asociación Vecinos sin Techo y determinaron las características que debe tener el barrio», dijo.
El proyecto, describió, contempla la incorporación de diferentes tecnologías, entre las que se cuenta la aislación térmica a través del descarte de lana. El INTA ya tiene trayectoria en el tema, con talleres en el sur de Río Negro, en el que participaron productores ovejeros. «Con ese trabajo previo, y habiendo certificado la capacidad de los aislantes en los laboratorios del INTI, nos sumamos a la iniciativa de Neuquén», explicó.
En el caso del barrio de San Martín de los Andes no hay productores ovinos, por lo que deben comprar aquellas categorías de bajo valor (las que no son para hilandería). Ahora se están fabricando las instalaciones para producir los aislantes, se abre la fibra y se le hace el tratamiento que requiere para evitar, por ejemplo, polillas.
Fuente: Gabriela Origlia – La Nación