Decenas de proyectos ingeniosos buscan ayudar a quienes no tienen agua, luz, saneamiento, sanidad u otras ‘comodidades del primer mundo.
Aunque las cifras indican que el mundo es un poco mejor que unos lustros atrás, todavía quedan años para que los 1.600 millones de personas que carecen de electricidad en sus hogares la consigan, para que los 600 millones que no tienen acceso a agua potable cuenten con ella o para que llegue saneamiento a los 2.500 millones que aún viven sin él. Mientras tanto, decenas de innovaciones tratan de acercar estas y otras comodidades del primer mundo a aquellos que no las gozan. En esta recopilación hay cuatro ámbitos importantes: energía, agua y saneamiento, alimentación e informática.
Energía
Lámparas con agua y sal
“No solo es un producto, es un movimiento social”. Estas palabras encabezan la web de Salt, un proyecto que trata de abastecer de luz a las más de 7.000 islas de Filipinas, algunas de las cuales tienen muy complicado el acceso a la electricidad. Como sucede en muchos lugares rurales del mundo, las principales fuentes de iluminación nocturna son las peligrosas lámparas de queroseno. Las de Salt funcionan a base de sal y agua. Sus promotores aseguran que con esta fuente de energía pueden dar luz ocho horas al día durante seis meses, que es el tiempo en el que hay que sustituir los consumibles.
Energía del sol
Algunos de los lugares que más necesitan energía por la noche son los que más reciben durante el día desde el Sol. El proyecto Little Sun quiere aprovechar esto mediante unas lámparas LED diseñadas por el artista Olafur Eliasson y el ingeniero Frederik Ottesen que se cargan con energía solar durante el día. “No es caridad, sino un negocio social”, explican. En lugar de repartir estas lámparas, esta iniciativa trata de trabajar con comercios locales para distribuirlas. Puede servir tanto de lámpara como para cargar distintos dispositivos con conexión USB.
La pelota que da electricidad
La popularidad del fútbol en todo el mundo inspiró a la empresa Uncharted Play a idear una forma de energía que se basa en este deporte. Se trata de una pelota que se carga mientras se juega con ella mediante la energía cinética. Media hora de uso permite aportar electricidad para una lámpara LED durante tres horas. El principal reto fue, según cuentan sus responsables, fabricar un balón lo suficientemente suave para patearlo, que a la vez no se rompiera y pudiera acumular energía. Su principal problema para países en desarrollo es su precio, de casi 90 euros, que hace casi imprescindibles las donaciones para que quienes la necesitan puedan adquirirla.
Luz para el Malí rural
Este proyecto italiano con fondos de la Universidad de Barcelona está especialmente pensado para las comunidades rurales de Malí que no cuentan con luz nocturna. El arquitecto italiano Matteo Ferroni estudió durante tres años el entorno para idear una solución que pudiera fabricarse sobre el terreno con los costes mínimos. Así nació Foroba Yelen o Luz Colectiva, una lámpara callejera transportable que se carga con energía solar e ilumina con tecnología LED. Un día de sol puede cargar una batería con un pequeño panel solar con energía suficiente para siete horas de luz.
Electricidad a pedales
Numerosas innovaciones se basan en el pedaleo humano en sustitución de otras fuentes de energía. Las usan diversos países de América Latina y África y Asia como lavadoras, bombas de agua, afiladores, arados, desgranadoras de maíz, molinos, licuadoras, descascaradoras de café, sierras… En las versiones más sofisticadas, como la Power Cycle, esta energía se acumula para después ser usada en forma de electricidad.