22 de diciembre de 2024

El cobre es clave para la transición energética y ofrece a la Argentina la oportunidad de ser un jugador global.

La conversión del mundo hacia energías limpias, el crecimiento poblacional y el desarrollo económico impulsan la demanda del mineral, que se duplicaría para 2050. La minería cuprífera es fundamental para la descarbonización, las baterías de almacenamiento, los vehículos eléctricos, las ciudades inteligentes y la comunidad rural.

Sin cobre no sobreviviríamos. No sólo es esencial para el funcionamiento del cuerpo humano, sino que este mineral también es clave para el desarrollo y devenir cotidiano de las generaciones presentes y futuras, tanto de comunidades rurales como urbanas. A medida que crece la población y el mundo realiza la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, se necesita más cobre ya que es el mejor conductor eléctrico, después de los metales preciosos. Esto lo convierte en el material de elección para lograr la eficiencia energética. 

Hoy la demanda de cobre es de alrededor de 26 millones de toneladas, según un informe de The International Copper Study Group (ICSG) y se espera que se duplique para 2050 e incluso más si la temperatura del planeta se limitara a un calentamiento de 1,5 °C.

Las tres razones que impulsan este incremento son: el aumento de la población (se espera que alcance los 9.700 millones en 2050), el desarrollo económico (a medida que más personas se conectan a las redes eléctricas, crece el consumo global); y, el más importante, la transición energética que se logrará a través de energías renovables, baterías de almacenamiento y vehículos eléctricos que necesitan cobre para transportar la electricidad generada. 

Justamente el cobre es fundamental para la transmisión y la distribución de electricidad en instalaciones industriales y hogares. También lo es en la infraestructura de carga de vehículos eléctricos; en las turbinas hidroeléctricas, eólicas y solares; en los edificios inteligentes y en las soluciones de calefacción y refrigeración energéticamente eficientes como las bombas de calor. Solo a modo de ejemplo, la industria automotriz requiere para el desarrollo de vehículos eléctricos, una cantidad de cobre entre tres y cuatro veces superior a la de uno con motor de combustión.

Las comunidades rurales de todo el mundo se benefician con él porque les permite acceder a la energía, así como a apoyar la eficiencia energética y la resistencia de la red eléctrica. También para las urbanas ya que el cobre es muy importante para los edificios ecológicos. Existen, para su construcción, más de 128 usos de este metal, generando una mayor eficiencia hídrica, una mejor calidad del aire interior y menores emisiones de gases de efecto invernadero. 

Según una investigación encargada por la International Copper Association (ICA), la firma de estudios de mercado Martec Group estimó que los volúmenes totales de cobre en la tecnología para las ciudades inteligentes aumentarán de 2,7 millones de toneladas que tenía en 2019 a alrededor de 4,8 millones de toneladas en 2025. 

Así, la demanda de cobre necesariamente se incrementará para cumplir con la necesidad de interconexión que requieren las ciudades inteligentes, las cuales están en crecimiento y utilizan la tecnología de la Internet de las Cosas para mejorar la vida de las personas.

Una oportunidad única para Argentina


América Latina tiene una larga historia de extracción y exportación de cobre. La producción minera de este material pasó del 19% del total mundial en 1960 al 41% (8,7 Mt) en 2021, según un estudio de ICSG, lo que demuestra la importancia de la región para el cobre.

La Argentina, en particular, es uno de los países que cuenta con reservas significativas de este mineral y hoy tiene importantes proyectos nuevos en el horizonte que reforzarán la producción regional. Al igual que con los ya existentes, garantizar que los proyectos de cobre cumplan las expectativas de minería y producción responsables ayudará al país a aprovechar plenamente los beneficios a largo plazo, los cuales son innumerables, y a ser un agente importante en la transición energética.    

Tanto el cobre primario (extraído de las minas) como el secundario (chatarra, por ejemplo) son necesarios para satisfacer la demanda de la actualidad hasta 2050. Además, a medida que aumenten las reservas sociales de cobre, también lo harán los volúmenes de material que se reciclen al final de su vida útil. Sin embargo, nunca habrá suficiente material secundario para satisfacer la demanda prevista a futuro. De allí que sean fundamentales los proyectos mineros. 

En este sentido, se necesita agilizar la concesión de permisos para llevar a cabo nuevos proyectos y ampliaciones de los ya existentes, así como la adhesión a marcos estables de minería y producción responsables que se basen en directrices y normas internacionales para que la producción de cobre se realice de manera sostenible.

Fuente: https://www.forbesargentina.com/columnistas/adicciones-oficina-de-eso-habla-n33649