La Argentina debe resolver los desafíos que plantea la expansión de su matriz eléctrica para destrabar las limitaciones de transporte que demoran proyectos ya aprobados. Cómo el sistema busca superar las barreras con el aporte del Estado y los privados.
El marco de la transición energética global explora la definición de un camino propio como país que asegure la adquisición de energía limpia, asequible y sostenible para dar respuesta a la problemática medioambiental pero también a sus necesidades productivas y de crecimiento.
En ese sendero, las energías renovables se reservan un rol central a través de distintas tecnologías como la biomasa, eólica, solar, biogás y emprendimientos hidroeléctricos de menos de 50 Mw, y en 2022 registraron un aumento anual del 10,9% hasta alcanzar los 19.340 Gwh, con una participación del 13,33% de la generación total, apenas un acercamiento al potencial que los recursos naturales ofrecen en la Argentina.
El camino de la electrificación de la matriz energética es un hecho a nivel mundial y el país, para acompañarlo, debe solucionar algunos desafíos en el mediano y corto plazo que abarcan, principalmente, la falta de acceso a la capacidad de transporte y el financiamiento. Para el presidente de YPF Luz, Martín Mandarano, “el tema financiero se puede resolver en el mercado local e, incluso, internacional.
El mundo está muy abierto para el desarrollo de este tipo de energías. Pero el transporte se encuentra en un gran cuello de botella: tenemos muy buenos recursos de sol y viento, y somos eficientes construyendo parques, pero no tenemos la infraestructura de transporte eléctrico”. Así, coinciden las generadoras que reconocen que, al momento de buscar el mejor terreno para instalar un proyecto, se busca la disponibilidad de transporte en lugar del punto con mejores recursos, una situación a resolver en el corto plazo.
“Otro desafío es que estas energías son intermitentes. Y el gas natural es el complemento justo para compensar la intermitencia con el menor impacto al medioambiente y el mejor beneficio para el cliente”, agrega el directivo de la empresa que en este primer trimestre del año inaugurará en San Juan su primer parque solar El Zonda e iniciará en General Levalle, al sur de la provincia de Córdoba, su cuarto parque eólico.
“El crecimiento de la industria obliga a proponer una oferta cada vez más económica y sustentable, con el menor impacto posible en el medioambiente. Esto genera una gran oportunidad para el sector, ya que el mundo ha comenzado a producir y consumir con mayor conciencia y reclamando cada vez menos emisiones”, explica.
Vector de descarbonización
Esta tendencia favorece al país porque tiene el recurso y necesita convertirlo en valor para poder ser un vector de descarbonización regional y colaborar en ese proceso a nivel mundial. Inyectar más energía renovable permite reemplazar la generación térmica y liberar gas natural para exportar, y esto se traduce en mayor competitividad y generación de valor sobre los recursos que muchos mercados necesitan y el país puede ofrecer.
Con esa mirada amplia de mercado, para Martín Genesio, presidente de AES Argentina, “el 2023 será un año de transición, donde el sector energético continuará el proceso de normalización tarifaria iniciado a fines del año pasado y, en lo que respecta al sector eléctrico, debe ser un año en el que se debe atender la necesidad de ampliación de la capacidad transporte en lo que refiere a energías renovables no convencionales, principalmente en fuentes de energía eólica y solar”.
A pesar de las limitaciones que impone la infraestructura, AES Argentina prevé un año de crecimiento ya que la empresa iniciará la construcción de un nuevo parque eólico en el sur de la provincia de Buenos Aires y tiene en carpeta continuar creciendo con el desarrollo de energías renovables: “El objetivo, como empresa, es contribuir al desarrollo sostenible de la Nación y colaborar en el cumplimiento del compromiso asumido por el país en aumentar la producción de energías renovables”, dice Genesio.
Con los recursos naturales a su favor, la Argentina tiene que resolver el cuello de botella en el transporte eléctrico.
El país confirmó en los últimos años sus capacidades en el desarrollo de las distintas tecnologías para impulsar a la industria, y los proyectos instalados vienen demostrando su gran competitividad. Pero ese desarrollo del sector vuelve a encontrar este año sus limitaciones de transporte como traba para la puesta en marcha de nuevos proyectos y, en esta línea, se torna importante contar con herramientas concretas para la ampliación del sistema de transporte en alta tensión consistentes con la ley y los compromisos asumidos en la COP 26.
Recientes estudios de la Cámara Eólica Argentina (CEA) demostraron la importancia de trabajar en conjunto sobre las líneas de transporte para lograr una mayor participación de las renovables en la matriz energética, es decir, sumando el compromiso del sector privado para el tendido de redes asociadas a sus proyectos mediante un esquema de repago convalidado por el Estado, de manera de destrabar los proyectos.
Gustavo Castagnino, director de Asuntos Corporativos, Regulatorios y Sustentabilidad de Genneia, destaca al respecto que la compañía está decidida a “continuar el compromiso con la sostenibilidad, invirtiendo en el desarrollo y la construcción de proyectos amigables con el medioambiente y acompañando planes de expansión del sistema de transporte orientado a la incorporación de energía renovable en la matriz energética.
Entendiendo el desempeño macroeconómico y del sector eléctrico local, los efectos producidos por las renovables, los resultados serán positivos y significativos para el medioambiente y la sociedad en las próximas décadas. Sin embargo, será necesario que se consoliden las políticas de desarrollo del sector”.
Genneia está próximo a inaugurar en San Juan su nuevo Parque Solar Sierras de Ullum, destinado a satisfacer la demanda de energía de grandes usuarios industriales, en el marco del Mercado a Término de Energías Renovables (MATER). Además, se proyecta la entrada en operación del Proyecto Eólico La Elbita para mediados del 2024, también para satisfacer la demanda de energía de grandes usuarios industriales.
Con los nuevos proyectos, la empresa se perfila para superar 1 GW de capacidad instalada, un hito aún no alcanzado en el país, y habrá invertido más de US$ 1.400 millones en más de 20 proyectos para el 2023.
Fuente: https://www.forbesargentina.com/especiales/promesas-realidades-oro-blanco-n30227